martes, 5 de mayo de 2009

Valentía de Benedicto XVI: sida, preservativo

Monseñor Rodrigo Aguilar Martínez, obispo de Tehuacán, en México


MÉXICO, martes 24 de marzo de 2009 (ZENIT.org).- Publicamos el artículo de monseñor Rodrigo Aguilar Martínez, obispo de Tehuacán, en México, con el título "Valiente y noble Magisterio del Papa Benedicto XVI".

Al inicio del viaje pastoral a África, durante el vuelo a Camerún, el Papa Benedicto XVI respondió a varias preguntas de los reporteros. Una de las preguntas era: "Entre los muchos males que afligen a África, está en particular el de la difusión del Sida. La postura de la Iglesia católica sobre el modo de luchar contra él es considerada a menudo no realista ni eficaz. ¿Usted afrontará este tema, durante el viaje?"

La respuesta del Papa fue: "Yo diría lo contrario: pienso que la realidad más eficiente, más presente en el frente de la lucha contra el Sida es precisamente la Iglesia católica, con sus movimientos, con sus diversas realidades... Diría que no se puede superar el problema del Sida sólo con eslóganes publicitarios. Si no está el alma, si no se ayuda a los africanos, no se puede solucionar este flagelo sólo distribuyendo profilácticos: al contrario, existe el riesgo de aumentar el problema. La solución puede encontrarse sólo en un doble empeño: el primero, una humanización de la sexualidad, es decir, una renovación espiritual y humana que traiga consigo una nueva forma de comportarse uno con el otro, y segundo, una verdadera amistad también y sobre todo hacia las personas que sufren, la disponibilidad incluso con sacrificios, con renuncias personales, a estar con los que sufren. Y estos son factores que ayudan y que traen progresos visibles. Por tanto, diría, esta doble fuerza nuestra de renovar al hombre interiormente, de dar fuerza espiritual y humana para un comportamiento justo hacia el propio cuerpo y hacia el prójimo, y esta capacidad de sufrir con los que sufren, de permanecer en los momentos de prueba. Me parece que ésta es la respuesta correcta, y que la Iglesia hace esto y ofrece así una contribución grandísima e importante. Agradecemos a todos los que lo hacen."

A una pregunta tendenciosa, el Papa responde con claridad y contundencia según la doctrina de la Iglesia y los hechos constatables especialmente en Africa. Sin embargo las reacciones a las palabras del Papa fueron muy agresivas, juzgándolas como "irresponsables y peligrosas, retrógradas, anticientíficas, ajenas al sentido común y que van en contra de la caridad y misericordia cristianas (sic)".

Yo veo que el Papa dio en el punto crítico de quienes -gobiernos, instituciones y personas- sostienen la solución al flagelo del VIH Sida fundamentados especialmente en el preservativo o condón. Si una persona está contagiada del sida y pretende tener relaciones sexuales, o la persona es sana pero va a tener relaciones sexuales con una persona contagiada, debe saber que el condón no protege al 100%, esto contra la publicidad de "sexo seguro" gracias al condón. De manera que si la propaganda y la distribución de condones favorece las relaciones sexuales con riesgo de contagio -por el margen de no seguridad al 100%-, es un programa que se vuelve contra sí mismo en la erradicación del sida. Por eso el papa menciona que el uso de los preservativos puede aumentar el problema. Las campañas que se apoyan sólo en la promoción del uso de los preservativos, han conseguido pocos resultados para evitar nuevos contagios de Sida. Por el contrario, las campañas que han defendido el valor y la eficacia de la abstinencia sexual y la fidelidad conyugal, ya han dado frutos significativos: Por ejemplo en Uganda, donde el número de infectados ha pasado del 12-15% de la población en 1991, al 4-5% en 2003.

Ya estando en Camerún, el Papa de alguna manera vuelve al tema, en contexto de familia, diciendo que "la familia representa el pilar sobre el cual está construido el edificio de la sociedad" (Ecclesia in Africa, 80). Y, sin embargo, como todos sabemos, también aquí la familia está sometida a muchas presiones: angustia y humillación causada por la pobreza, el desempleo, la enfermedad y el exilio, por mencionar sólo algunas. Es particularmente inquietante el yugo opresor de la discriminación sobre mujeres y niñas, por no hablar de la práctica incalificable de la violencia y explotación sexual, que provoca tantas humillaciones y traumas. También he de subrayar otro aspecto muy preocupante: las políticas de aquellos que, con el espejismo de hacer avanzar el "edificio social", minan sus propios fundamentos. Qué amarga es la ironía de aquellos que promueven el aborto como una atención de la salud "materna". Qué desconcertante resulta la tesis de aquellos para quienes la supresión de la vida sería una cuestión de salud reproductiva (cf. Protocolo de Maputo, art. 14)."

Demos gracias a Dios por el valiente magisterio del Papa Benedicto XVI, con el cual retoma una de sus prioridades pastorales, de "confirmarnos en la fe". Que con su testimonio, nosotros mismos seamos testigos fieles de Jesucristo. No temamos sufrir persecución por causa de Cristo y el anuncio, la celebración y el servicio de Su Evangelio, que es Evangelio de la Vida plena.

lunes, 4 de mayo de 2009

El Papa ordena 19 sacerdotes y advierte: El "mundo" contamina a la Iglesia

El dolor del apóstol, "ver que Dios no es conocido"


CIUDAD DEL VATICANO, domingo, 3 de mayo de 2009 (ZENIT.org).- Al ordenar este domingo diecinueve sacerdotes, Benedicto XVI constató que "el mundo", entendido en el sentido evangélico, también contamina la Iglesia.

En la homilía de la celebración eucarística, presidida en la Basílica de San Pedro del Vaticano, el pontífice ofreció pistas para vivir una vida de santidad a los nuevos presbíteros de la diócesis de Roma.

La mitad de los hasta ahora diáconos procedían de la ciudad eterna o de su provincia; otros tres eran italianos, y seis de diferentes países: Nigeria, Haití, Croacia, República Checa, Chile y Corea del Sur.

El Papa les alentó a vivir una vida de entrega total a Dios, como la de los apóstoles que cambiaron el curso de la historia anunciando la salvación en el nombre de Cristo.


"El discípulo, y especialmente el apóstol, experimenta el mismo gozo de Jesús al conocer el nombre y el rostro del Padre; y comparte también su mismo dolor al ver que Dios no es conocido, que su amor no es intercambiado", explicó el Santo Padre.

"Por una parte exclamamos, como Juan en su primera Carta: 'Mirad qué amor nos ha tenido el Padre para llamarnos hijos de Dios, pues ¡lo somos!'; y por otra parte, con amargura, constatamos: 'El mundo no nos conoce porque no le conoció a él' (1 Juan 3,1)".

"Es verdad --reconoció el Papa--, y nosotros, los sacerdotes, lo sabemos por experiencia: el 'mundo', en la acepción de Juan, no comprende al cristiano, no comprende a los ministros del Evangelio. En parte, porque de hecho no conoce a Dios; y en parte, porque no quiere conocerlo".

"El mundo no quiere conocer a Dios y escuchar a sus ministros, pues esto lo pondría en crisis", aclaró.

El mundo, dijo, insistiendo en el sentido evangélico de este término, " insidia también a la Iglesia, contagiando a sus miembros y a los mismos ministros ordenados".

El "mundo", subrayó, "es una mentalidad, una manera de pensar y de vivir que puede contaminar incluso a la Iglesia, y de hecho la contamina, y por tanto exige constante vigilancia y purificación".

"Estamos 'en' el mundo, y corremos también el riesgo de ser 'del' mundo. Y, de hecho, a veces lo somos".

Para poder tender a la entrega total a Dios, a la santidad, el Papa recomendó a los nuevos sacerdotes vida de oración, "ante todo, en la santa misa cotidiana".

"La celebración eucarística es el acto de oración más grande y más alto y constituye el centro y la fuente de la cual también las demás formas de oración reciben la 'savia': la liturgia de las horas, la adoración eucarística, la lectio divina, el santo Rosario, la meditación".

"El sacerdote que reza mucho y reza bien, va quedando progresivamente despojado de sí mismo y queda cada vez más unido a Jesús, Buen Pastor y Siervo de los hermanos", aseguró el Papa.

"En conformidad con él, también el sacerdote 'da la vida' por las ovejas que le han sido encomendadas", concluyó.

domingo, 3 de mayo de 2009

Cardenal Cañizares: Ataque al Papa, ofensa contra España

Carta del prefecto de la Congregación para el Culto Divino


CIUDAD DEL VATICANO, sábado, 2 mayo 2009 Publicamos la carta que ha enviado el Cardenal Antonio Cañizares Llovera, administrador apostólico de Toledo y prefecto de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, desde el hospital Policlínico Gemelli de Roma donde ha estado internado estos días a causa de una tromboflebitis, tras la decisión adoptada por la Mesa del Congreso de los Diputados a favor de una iniciativa para reprobar públicamente las declaraciones de Benedicto XVI sobre el SIDA.


Queridos Sacerdotes y fieles de la archidiócesis:

Desde el lugar de mi hospitalización en Roma, un saludo lleno de afecto y agradecimiento por vuestras oraciones y el interés vuestro por mi salud. Gracias a Dios, todo va muchísimo mejor y parece superado.

Aquí me ha llegado la dolorosísima noticia de que la Mesa del Congreso de Diputados ha admitido a trámite la discusión de la propuesta o moción de reprobación de nuestro queridísimo Santo Padre, el Papa Benedicto XVI.

Además de lamentar y rechazar este hecho por lo que supone de ataque e ignominia hacia un hombre de Dios, un hombre bueno y justo, máximo defensor del hombre, de su dignidad y sus derechos fundamentales, promotor como pocos de la cultura de la paz y de la civilización del amor a favor de todos los hombres sin discriminación alguna; además, también, de ser este lamentable hecho una decisión que no representa a España ni a la inmensa mayoría de los votantes de todos los partidos, que deberían representarnos de verdad a los ciudadanos, constituye una ofensa a España misma, siempre cercana al Papa y querida por él, y entraña un daño grave a las instituciones. Además de todo esto y, por encima de ello, pido que todas las Misas que se celebren el sábado y el domingo, se ofrezcan en reparación por nuestro padre y pastor que nos preside en la caridad, el buen Papa Benedicto XVI.

Queredlo muchísimo, orad para que Dios le consuele, le fortalezca le dé sabiduría, nos lo conserve y proteja, para el bien del mundo y de la Iglesia. Pedid también para que quienes nos representan en el parlamento cambien, y Dios les ayude en la solución de los verdaderos y gravísimos problemas que afligen ahora al pueblo español.

De nuevo, quered mucho y apoyad al Papa. Con mi gratitud y bendición para todos.

+ Antonio, Card. Cañizares Llovera.


Arzobispo Administrador Apostólico de Toledo