sábado, 28 de noviembre de 2009

¿Ir a Misa sin sentirlo?

¿Ir a Misa sin sentirlo?
La Misa y los sentimientos:una confusión quizá demasiado extendida.
Autor: P. Eduardo Volpacchio

Me preocupa haber encontrado no pocas personas a las que les han aconsejado -incluso algún sacerdote- no asistir a Misa el domingo si “no lo sentían”. De ser cierto estos consejos, significaría que el criterio moral para evaluar la conveniencia de la asistencia a Misa sería el siguiente: “Si lo sentís, tenéis el deber de ir a Misa; si no lo sentís no tenéis que ir (o al menos podrías no ir)”. Es un planteo que hace decisivos, desde el punto de vista moral, los sentimientos.

Si, con una pizca de ironía, nos colocamos en un contexto de buscar excusas para no ir a Misa, el asunto sonaría de tal manera que sentirse bien en Misa sería una carga, que me obliga a ir; y sentirse mal con la Misa, una fuerza liberadora del precepto. Ya se vé que hay algo que no funciona.

En efecto, si consideramos racionalmente la postura, nos daremos cuenta de que es sencillamente un disparate. Es lo que trataremos de analizar en estas líneas.

De entrada hay que decir que el criterio señalado es inaplicable. Para poder usarlo tendríamos que descubrir primero de qué sentimientos se trata: sentir ganar de ir a Misa, sentir emoción en Misa, aburrirse en Misa, sentir pereza, sentir simpatía o enojo con el sacerdote, sentir más ganas de otras cosas y un largo etcétera de posibles sentimientos. Una vez aclarado qué tipos de sentimientos aconsejarían no asistir a Misa; habría que preguntarse qué intensidad de sentimiento sería necesario para excusar de pecado o cometerlo.
De más está decir que todo este planteo carece de sentido.

Sabemos qué nos pide Dios en primer lugar: "Amarás al Señor tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu mente, con toda tu alma y con todas tus fuerzas". No nos pide buenos sentimientos, sino que amemos "con obras y de verdad".

La superficialidad del argumento usado como justificante del abandono de la práctica religiosa, supone además ignorar varias realidades:

• Desconocer el valor salvífico de la Misa más allá de los sentimientos de los asistentes.
• Desconocer el valor de la obediencia a las leyes de la Iglesia.
• Desconocer el sentido del deber.
• Desconocer el valor del sacrificio como expresión de amor.
• Desconocer la psicología humana, ya que si dejo de hacer cosas buenas -está fuera de discusión la bondad del sacrificio Eucarístico- que me cuestan, difícilmente tendré ganas de hacerlas después. Y menos de apreciarlas.

El valor de la Misa

El consejo sería válido si la única función de la Misa fuera suscitar en quienes participan buenos sentimientos. Si fracasara en tal intento -que sería su única razón de ser- efectivamente sería inútil, y no nos serviría para nada la asistencia a la misma.
Pero la Misa es una acción divina, que santifica al mundo. Hay en ella mucho más de lo que veo, de lo que toco, de lo que siento. De manera que la Misa me sirve mucho más de lo que puedo darme cuenta, es más, no sólo me sirve, la necesito para tener vida eterna.

Preceptos y sentimientos

En el caso de la Misa dominical hay en juego algo más que la piedad: un precepto de la Iglesia. Y el cumplimiento de las leyes va más allá de los sentimientos. En este caso, además, se trata de un precepto que obliga gravemente (es decir, que su incumplimiento, en principio, es grave). Un legislador jamás contemplaría entre las causas excusantes del cumplimiento de la ley la carencia de sentimientos: los sentimientos no tienen lugar en el ámbito jurídico porque no pueden ser medibles objetivamente.

Si una persona flaquea y por debilidad falta a Misa el domingo, con humildad pedirá perdón al reconocer su falta, y Dios lo perdonará. El problema aparece cuando se intenta justificar la falta, para que deje de ser falta. Entonces, se confirma en el camino del abandono del cumplimiento de sus deberes religiosos. Y esto, lejos de acercarlo al amor de Dios, lo alejará de su presencia.

La falta de sentimientos puede ser ofensiva

En las relaciones humanas, la falta de sentimiento no exime del cumplimiento de deberes familiares o sociales. Por el contrario, si ése es el motivo del incumplimiento, lo hace más ofensivo. Si no asisto a la celebración del cumpleaños de un amigo, seguramente podrá entender las razones que me lo impiden. Pero si me justifico diciendo que no me dice nada su persona y su celebración, lejos de excusarme, la explicación hará más dolorosa mi ausencia, la convertirá en un auténtico desprecio.

Me parece que a Dios lejos de agradarle que un cristiano no vaya a Misa porque no lo siente, le resulta más ofensivo. Y le “duele” que no haga ningún esfuerzo por superar esa falta de sentimiento para estar con El.

Sería muy egoísta la actitud de quien dejara de ir a Misa cuando deja de “sentir”: como si sólo buscara “sentirse bien” y cuando no lo consigue, la abandonara porque “ya no me sirve”. No vamos a Misa a sentirnos bien, sino a participar del mayor acto de amor de Dios por los hombres; no vamos a pasárnoslo bien, sino a dar Dios el culto que merece ofreciéndole nada menos que la entrega de Cristo y a buscar la gracia que necesitamos para ser buenos hijos de Dios. El valor de esto está mucho más allá de lo que yo pueda sentir.
A Dios no le molesta que no sienta nada. El sabe bien cómo es mi estado interior. Quiere que lo ame, incluso cuando mis sentimientos no me facilitan ese amor.

La solución verdadera

Quizá sea cierto que la mayor parte de la gente que deja de ir a Misa, lo haga por motivos “afectivos”: no siente nada, se aburre, no tiene ganas. Tienen fe, dicen amar a Dios, pero no los llena, no sienten nada. Y es la mayor donación de Dios a los hombres. Es una lástima, pero está muy lejos de justificar la falta de práctica religiosa.

Quienes están en esta situación tienen un problema, y tendrían que buscar cómo resolverlo. Quizá deberían plantearse que la Misa no tiene la “culpa”. Que la solución no es dejar de asistir, sino intentar que les diga algo, entenderla mejor, vivirla con más intensidad. Dejar de ir a Misa es la peor de todas las “soluciones” posibles a su falta de sentimientos, porque no soluciona nada. Nunca “gracias” a dejar de participar en la Misa conseguirán amar más a Dios, y sentir más intensamente ese amor.

Quien ama se lo pasa bien con el amado, pero no es eso lo que busca (el amor egoísta se busca a sí mismo). Quien busca dar gloria a Dios, sabe prescindir de sus sentimientos: busca agradarlo, aunque no saque nada de provecho personal.

Conclusión

Si faltas a Misa los domingos, por favor, no te justifiques diciendo que no te dice nada. No te excusará delante de Dios. Resulta evidente que a quien nos pide como primer mandamiento que lo amemos, no puede resultarle indiferente que le digamos que no sentimos nada por su compañía.

Si escuchas a alguien razonar de esta manera, decirle que lo piense mejor, porque es un razonamiento que carece de lógica por donde lo consideres.

Por otro lado, y para terminar, si ha habido tantas almas enamoradas de la Eucaristía, será que algo tiene, y habrá que ponerse en campaña para descubrirlo. Es todo un desafío.

domingo, 22 de noviembre de 2009

Optar por Cristo no garantiza éxito mundano pero asegura auténtica paz, dice Benedicto XVI

VATICANO, 22 Nov. 09 (ACI).-Un nutrido número de fieles y peregrinos se dio cita este mediodía en la Plaza de San Pedro para rezar el Angelus dominical con el Papa Benedicto XVI, quien en sus palabras introductorias recordó que optar por Cristo no garantiza el éxito mundano, pero sí asegura el gozo y la paz que sólo Él puede dar.

"Jesús, en cuanto Hijo de Dios, se ha entregado libremente a su pasión, y la cruz es el signo paradojal de su realeza, una realeza que consiste en la victoria de la voluntad de amor de Dios Padre sobre la desobediencia del pecado", dijo el Santo Padre en el día en que la Iglesia celebra la Solemnidad de Cristo Rey.

Reflexionando sobre la relación entre la resurrección y la fiesta de hoy, el Santo Padre resaltó que justamente "en el ofrecerse en el sacrificio de expiación, Jesús es el Rey universal, como Él mismo dirá cuando se aparece a sus Apóstoles tras la resurrección: 'Me ha sido dado todo poder en el cielo y en la tierra'".

"¿En qué consiste el 'poder' real de Jesús?" se preguntó el Pontífice. Respondiendo dijo: "no es el de los grandes de este mundo; es el poder divino de dar la vida eterna, de liberar del mal, de vencer el dominio de la muerte. Es el poder del Amor, que sabe obtener el bien del mal, enternecer un corazón endurecido, llevar a la paz el conflicto más duro, encender la esperanza en la oscuridad más densa".

"Este Reino de la Gracia –continuó el Papa– nunca se impone, respeta siempre nuestra libertad. Cristo ha venido para 'dar testimonio de la verdad'. Ante toda conciencia se hace necesaria una decisión: ¿A quién quiero seguir? ¿A Dios o al maligno? ¿La verdad o la mentira? Optar por Cristo no garantiza el éxito según los criterios del mundo, mas asegura aquella paz y aquel gozo que solo Él puede dar".

"Lo demuestra la experiencia, en toda época, de tantos hombres y mujeres que en nombre de Cristo, de la verdad y de la justicia, han sabido oponerse a la atracción de los poderes terrenos hasta demostrar con el martirio su fidelidad".

Seguidamente el Papa rezó el Ángelus, saludó a los peregrinos presentes en diversos idiomas e impartió su Bendición Apostólica.

miércoles, 18 de noviembre de 2009

¿Tolerancia? ¿Cómo dijo?

Valores básicos en los que se sustenta la sociedad, construida sobre las actitudes de respeto, tolerancia y diálogo
Autor: Enrique Soros | Fuente: anticatolicismohoy.blogspot.com


En el Primer Mundo la tolerancia se ha convertido en un tema muy importante. Pero claro, tolerancia de los cristianos para con los no cristianos, nunca al revés. Porque, créase o no, hay personas que afirman sentirse ofendidas cuando en un país de mayoría cristiana, se les dice Feliz Navidad. Entonces se cambia el Feliz Navidad por Felices Fiestas. Pero en realidad, se piensa en Feliz Navidad, porque todos saben que es LA fiesta. Como dice el inglés: Jesus is the reason for the Season. (como algunas tarjetas dicen "Season´s greetings" -felices fiestas-, el dicho afirma: "Jesús es la razón de las fiestas".

La idea es quitar a Dios del medio. Del gobierno, de la vida pública, de la vida privada… Que Dios no interfiera con nosotros! Y después nos preguntamos por qué estamos como estamos…

Bueno, así surgen instituciones como la American Family Association, con más de un millón de adherentes, que razona así: si con los cristianos las grandes cadenas ganan millones y millones de dólares, están llenos de productos de Navidad, pero cambiaron los carteles de Feliz Navidad por los de Felices Fiestas para "no ofender a las minorías", de esta forma ofenden a los cristianos, que no quieren que se sigan matando los valores por el vil metal. Entonces sugiere que se le envíe emails a la empresa expresando que si no revierten su política, el remitente no comprará más en dicha tienda. Así la AFA ha tenido muchos logros.

A veces la lucha contra Navidad es bastante agresiva en el Primer Mundo. Yo defiendo a los judíos en muchas de sus luchas. Pero hay una en la que no cuentan con mi apoyo. Es que aquí, si pones un árbol de Navidad en un lugar público, te exigen muchas veces que agregues una menora, el candelabro judío, expresando la tolerancia hacia otras religiones. Pero hete aquí que no se preocupan de que haya también símbolos musulmanes, budistas, hindúes u otros… sólo el judío.

En Estados Unidos hay 80% de cristianos y 1% de judíos. En Israel hay 80% de judíos y 2,3 % de cristianos. Si yo voy a Israel y me dicen Feliz Hanuka, yo les responderé Feliz Hanuka. No se me ocurriría decirles que me ofenden, porque no soy judío. Al contrario, me sentiría auténticamente feliz de compartir la alegría de los judíos. Pero si en Estados Unidos le dices Feliz Navidad a un judío, muy probablemente éste afirme que se siente ofendido, o no te responda, o quizás te diga con cara de "no me moleste": Yo no festejo Navidad. Y me pregunto: ¿por qué tanta intolerancia en el país "de la Libertad"? ¿Quién ofende en realidad?

Aquí el árbol de Navidad se está transformando en Holiday Tree. Los regalos de Navidad, en Holiday presents. Las galletas de Navidad, en Holiday cookies. Los adornos de Navidad, en Holiday decoration.

Se trata literalmente de una guerra contra la Navidad. Pero esto es sólo una expresión de la guerra contra los valores cristianos. Quien no está atento a los signos de los tiempos, no lo puede percibir. Quien sólo tiene acceso a los medios de comunicación generales, muy difícilmente lo pueda ver.

Pienso en la astucia excepcional del Código Davinci. "Es pura fantasía" afirma su director Dan Brown, pero sabe muy bien que si bien toda la película es una novela, erosionará la fe de muchos inseguros. Más, si este señor hipócrita después empapela las ciudades de Estados Unidos publicitando su película con el insólito y desvergonzado slogan: “Know the truth” (Conoce la verdad). "Miente, que siempre algo queda", decía Göbbels, el Ministro de Propaganda de Hitler.

La misma estrategia utiliza National Theographic, quizás ya no más Geographic, porque se transformó en una entidad que quizás haga más teología que ciencia natural. Por varios meses, la noticia principal de su página de internet fue el presunto "descubrimiento del evangelio perdido de Judas", sacando conclusiones teológicas sobre un hallazgo interesante sobre una secta que la Iglesia ya conoce desde hace 2000 años. ¿Cómo Judas pudo haber escrito un evangelio en menos de medio día, si tal como relata Hechos de los Apóstoles en 1,18, el apóstol, luego de traicionar a Jesús, se suicidó? Miente, que siempre algo queda.

La pregunta del millón. ¿Por qué tanta saña contra la Iglesia, contra el cristianismo?

Los poderosos creen que al quitar a Dios del medio, no sólo borran los valores, sino también el sentimiento de culpa. La Iglesia es esa detestable institución que intenta transmitirme lo que Dios piensa. Como Juan el Bautista que acusaba a Herodes por sus inmoralidades. La solución fue cortarle la cabeza… ¿pero borró así el sentimiento de culpa, o sumó acaso una culpa más? ¿Dónde está ahora Juan? ¿Y Herodes?

Cuando en Dinamarca se publicaron caricaturas que en parte mostraban la realidad de un Islam violento (una de sus facetas; la otra es sin duda de paz), Occidente reaccionó defendiendo la libertad de expresión a mansalva. Cuando el Papa expone la misma realidad, en aras de lograr paz, expresando que una religión violenta se encuentra lejos de Dios, Occidente lo tilda al menos, de desubicado, y en el mundo musulmán se mata a cristianos para protestar por tan ajustadas observaciones.

La "tolerancia" motivó en España a la directora del Instituto de Mijas a retirar el nacimiento de la escuela y botarlo a la basura, para no herir sentimientos de nadie! El Foro Andaluz de la Familia le otorgó a esta "maestra de la tolerancia" el Premio Herodes 2006, con el que se quiere identificar acciones contra la infancia que ponen en peligro valores básicos en los que se sustenta la sociedad, construida sobre las actitudes de respeto, tolerancia y diálogo.

domingo, 15 de noviembre de 2009

“¡Pides más que un cura!”

Por monseñor José Ignacio Munilla Aguirre , obispo de Palencia
PALENCIA, sábado, 14 de noviembre de 2009 (ZENIT.org).- Publicamos el artículo que ha escrito monseñor José Ignacio Munilla Aguirre , obispo de Palencia, que ha escrito sobre la colaboración económica con la Iglesia.
* * *

El próximo domingo celebramos el Día de la Iglesia Diocesana. Habría muchos temas que tratar sobre este motivo; pero en esta ocasión me voy a centrar en el que suele resultarnos más "antipático": pedir dinero.

Soy consciente de la fama que tradicionalmente se nos ha "adjudicado": "¡Pides más que un cura!". Sin embargo, en honor a la verdad, me atrevo a denunciar la falsedad del dicho popular, por muy recurrente que sea.

Las cosas no son lo que aparentan: hay algunos que "parece que piden, cuando en realidad están dando"; mientras que hay otros muchos que, "parece que dan, cuando lo cierto es que están pidiendo". No quiero poner ejemplos concretos, porque a nadie le gusta buscarse enemigos...; pero estoy seguro de que los lectores tienen la agudeza suficiente para concretar este principio en casos prácticos...

"Ayudar a la Iglesia en sus necesidades"

No sé si lo recordaremos... pero éste es el quinto y último de los mandamientos de la Santa Madre Iglesia: "Ayudar a la Iglesia en sus necesidades". La razón es obvia: la Palabra de Dios no tiene precio, pero su predicación tiene unos costes... La ayuda que prestamos a la labor evangelizadora de la Iglesia, es proporcional a nuestra estima de la vida de la gracia que a través de ella recibimos.

Recientemente, un misionero africano que pasaba unos días de merecido descanso entre nosotros, me decía lo siguiente: "Cuando vengo a mi pueblo, y pido a mis conocidos ayuda económica para excavar un pozo de agua, encuentro una respuesta pronta y generosa. Sin embargo, si pido colaboración para construir una capilla o para hacer unas aulas para la catequesis, la respuesta es mucho más limitada".

¿Será acaso que todavía no hemos descubierto que la Eucaristía sacia la sed del hombre, y que la Palabra de Dios es lámpara que ilumina nuestro camino?

La "x" en la Declaración de la Renta, y el óbolo de la viuda

Nuestra aportación a la Iglesia a través del IRPF de la Declaración de la Renta es un capítulo importante para el sostenimiento de la Iglesia, aunque el apartado principal es otro: los donativos directos de sus fieles. Por ello, nos estaríamos engañando si pensásemos que con rellenar la casilla de la "X" hemos "cumplido" ya con el compromiso de sostener económicamente nuestra Iglesia.

No olvidemos que esa "x" no añade nada a nuestro desembolso, sino que simplemente canaliza una parte de nuestros impuestos: la Iglesia recibirá una ayuda, pero nosotros pagaremos lo mismo. Dicho a las claras: con la contribución a la Iglesia a través del IRPF, no nos estamos "rascando el bolsillo".

Las palabras de Jesús sobre aquella viuda a la que vio echar dos pequeñas monedas en el óbolo del templo, son muy significativas: "...los demás han echado de lo que les sobraba, mientras que ella ha echado de lo que necesitaba" (Lc 21, 4). El desprendimiento de aquella mujer conmovió a Jesucristo, porque era proporcional a su amor.

Predicando con el ejemplo: el caso de los anglicanos

El sostenimiento económico de nuestra Iglesia no sólo es posible por nuestras contribuciones, sino también por una administración muy austera; de forma que los recursos que son puestos en manos de la Iglesia "cunden mucho".

Frente a todos los sambenitos y frases hechas, me atrevo a decir que, en materia de pobreza, en la Iglesia se predica con el ejemplo.

No creo que exista otra institución en la que el sueldo de sus máximos responsables sea tan parejo al de los trabajadores más humildes. Tampoco creo que exista otra entidad en la que se haga ¡tanto con tan poco dinero!

En las últimas semanas hemos vivido una noticia que, tal vez, haya podido pasar inadvertida. Me refiero a que cerca de medio millón de cristianos anglicanos han solicitado su ingreso en la Iglesia Católica. Entre ellos se incluyen unos mil clérigos y varias decenas de obispos.

Pues bien, esos clérigos conversos, al hacerse católicos, verán reducido su sueldo a un tercio de la cantidad que cobraban anteriormente como clérigos anglicanos. Al abrazar la fe católica, eran conscientes de que la "riqueza en la fe" iría de la mano de la "pobreza en lo material". ¿No es éste un impresionante testimonio de fe y de pobreza evangélica?

¡El que tenga ojos para ver, que vea! ¡Arrimemos el hombro como expresión del amor a nuestra Iglesia Diocesana!

martes, 10 de noviembre de 2009

Los obstáculos nos señalan el camino

Jesús nos pone los obstáculos de la vida para señalarnos la ruta, como antorchas que marcan nuestro camino.
Autor: Oscar Schmidt | Fuente: www.reinadelcielo.org



¡Años de luchar contra mis debilidades!. Cuanto esfuerzo en sobreponerse a habilidades no poseídas, a talentos no desarrollados, en quitar de mi camino obstáculos que se ubican una y otra vez en el centro de mi ruta, como rocas que caprichosamente buscan rodar frente a mí, por más que las rodee o quite de la huella. Recuerdo particularmente mi adolescencia, sueños de desarrollar mi vida en una dirección, pero sin lograr siquiera crecer en ese rumbo, pese a enormes esfuerzos iniciados una y otra vez. Y luego en los primeros años de mi vida de adulto, sorprenderse de que algunas cosas funcionaron imprevistamente sin mayores esfuerzos, mientras otras presentaron una tremenda resistencia. Por más que testarudamente quise ir en un rumbo luchando contra incontables dificultades, la realidad me mostró otra avenida que pareció pavimentada o preparada de antemano para mi paso.

Esta lucha contra esas limitaciones o miserias personales, defectos y debilidades, siempre llamó mi atención. Porque por una parte estoy convencido de que el hombre debe enfrentar las dificultades y errores cometidos, y sobreponerse con esfuerzo y perseverancia. Sin embargo, por otra parte también he llegado a la conclusión de que Dios se vale de nuestras limitaciones para mostrarnos nuestro camino. ¿A que me refiero?. A que el Señor nos da un talento para que lo desarrollemos, para beneficio de nuestra alma, pero también permite nuestra falta de talentos y los obstáculos que aparecen cuando intentamos ir en un rumbo determinado, para decirnos a las claras cual es el rumbo que no debemos tomar. Y no estoy sugiriendo que ese rumbo sea necesariamente malo, sino que no es el que Dios espera de nuestra vida.

Es como si las dificultades de la vida y nuestras carencias de talento fuesen antorchas que Jesús coloca frente a nosotros en una noche oscura. A veces tratamos de arrancar esas antorchas que se interponen en nuestro camino, cuando en realidad son las marcaciones del camino que El espera que tomemos. Imaginen un avión que está buscando aterrizar en una noche oscura, en una ciudad desconocida. El piloto busca y busca la pista, y de repente ve dos filas paralelas de luces, como antorchas, que dejan una negra y oscura franja en el centro. ¿Qué hace entonces?. ¿Quizás coloca las ruedas del avión sobre las luces?. ¡No!. Justamente las coloca en medio de la oscuridad, en el lugar donde no hay ninguna luz, porque sabe que allí está la pista, franca y segura para posar su nave. Virtualmente, él esquiva las luces porque sabe que están puestas allí donde no puede posar su avión, su misión es indicar donde está el camino seguro, la pista de aterrizaje.

Del mismo modo, a veces pienso que Jesús nos pone los obstáculos de la vida para señalarnos la ruta, como antorchas que marcan nuestro camino: El no espera que pasemos por encima de las antorchas, ni que las intentemos remover una y otra vez. Todo lo contrario, El espera que pasemos por ese lugar que está claramente delimitado por las antorchas, sabiendo que allí no sólo no hay obstáculos, sino que se encuentra la ruta segura. He llegado a ésta conclusión porque muchas veces me ha costado tanto llevar a buen puerto una idea o una intención, que interiormente medité si Dios no estaría diciéndome que por allí no debo avanzar. Por otra parte, cuando algo es la Voluntad de Dios, progresa no sin esfuerzo o trabajo, pero si de forma franca y clara, como circulando por un camino despejado.

Estamos hablando de la Divina Providencia, en la que tantos santos confiaron ciegamente para el desarrollo de los proyectos de caridad, proyectos de santidad, que construyeron a lo largo de su ascenso espiritual. Ellos supieron que Dios les marcaba el camino, despejando la ruta deseada por la Divina Voluntad, y dejando todo tipo de obstáculos en las sendas que no estaban indicadas por el Querer Divino. La Divina Providencia dispuso las cosas alternando ayudas y permitiendo obstáculos, llevando a estas almas de Su Mano, desarrollando el Plan Celestial en estos nobles corazones.

Muchas cosas quisiéramos ser, que la realidad de la vida nos demuestra no son posibles. No nos frustremos, tratemos de ver en ello una indicación de que Jesús está tratando de llevarnos en otra dirección. ¡Confiemos en Su Mano de Maestro, entreguemos nuestra vida a la Divina Providencia!

miércoles, 4 de noviembre de 2009

El crucifijo no es una factor de exclusión, sino de unión; aclara el Vaticano

El portavoz comenta la sentencia del Tribuna europeo sobre símbolos religiosos en las escuelas
CIUDAD DEL VATICANO, martes 3 de noviembre de 2009 (ZENIT.org).- La sentencia del Tribunal europeo de Derechos Humanos, que define la presencia del crucifijo en las escuelas como una violación de la libertad religiosa de los alumnos "ha sido acogida en el Vaticano con sorpresa y pesar".
Lo ha afirmado este martes el padre Federico Lombardi S.I., director de la Oficina de Información de la Santa Sede, en declaraciones a medios de comunicación con las que ha comentado la sentencia de condena europea al sistema vigente actualmente en Italia de exposición del símbolo religioso en las aulas.

"El crucifijo siempre ha sido un signo de ofrenda de amor de Dios y de unión y acogida para toda la humanidad --considera el portavoz vaticano--. Es una pena que sea considerado como un signo de división, de exclusión o de limitación de la libertad. No es esto, y no lo es para el sentimiento común de nuestra gente".

En particular, el padre Lombardi considera que "es grave marginar del mundo educativo un signo fundamental de la importancia de los valores religiosos en la historia y en al cultura italiana".

Según el portavoz, "la religión ofrece una contribución preciosa a la formación y crecimiento moral de las personas, y es un componente esencial de nuestra civilización". Por este motivo, "es equivocado y miope querer excluirla de la realidad educativa".

"Sorprende, además, que un Tribunal europeo intervenga con tanto peso en una materia tan profundamente ligada a la identidad histórica, cultural, espiritual del pueblo italiano", reconoce.

"Por este camino uno no se siente atraído a amar y compartir más profundamente esa idea europea, que como católicos italianos hemos apoyado fuertemente desde sus orígenes".

"Parece que no se quiere reconocer el papel del cristianismo en la formación de la identidad europea, que sin embargo ha sido y sigue siendo esencial", concluye el portavoz vaticano.

El caso sobre el que se ha pronunciado el Tribunal de Estrasburgo fue presentado por una ciudadana italiana de origen finlandés, que en año 2002 había pedido a la escuela estatal "Vittorino da Feltre" de Abano Terme (Padua), en la que estudiaban sus dos hijos, que quitara los crucifijos de las aulas. La dirección de la escuela se negó por considerar que el crucifijo forma parte del patrimonio cultural italiano, y posteriormente los tribunales italianos dieron razón a este argumento.