jueves, 8 de enero de 2009

Monseñor Carlos Osoro introducirá en su escudo episcopal el Santo Cáliz de Valencia

El Arzobispo electo de Valencia ha decidido modificar su escudo episcopal para incluir en él una imagen del Santo Cáliz de Valencia, como especial muestra de afecto hacia la diócesis que lo va a acoger.

La divisa del escudo reza “Per Christum et cum ipso et in ipso” (Por Cristo, con Él y en Él). El escudo episcopal escogido por monseñor Osoro encierra en sus elementos y colores un rico significado teológico y devocional que puede ayudarnos a conocer al futuro pastor de la Iglesia valentina.

La barca representa a la Iglesia, siendo símbolo muy frecuente en el arte paleocristiano y en la literatura cristiana antigua. La barca navega en medio de la historia como nave de gracia que lleva siempre, a pesar de las zozobras y de los temporales al puerto de la Salvación.

Es una barca pequeña, frágil, pero en ella como vela y como timón está el Crismón para señalar que es Cristo quien pilota esa nave y es en Cristo donde se realiza la salvación, referencia cristocéntrica que también subraya la divisa de monseñor Osoro.

El crismón formado por las dos primeras letras del nombre de Cristo en griego, que significa Señor, en su nombre se echan las redes y su voz aplaca la tempestad.

La estrella de azur de ocho puntas simboliza a María, la Madre del Señor, como orientadora y guía hacia Cristo y es expresión de la honda devoción mariana que monseñor Osoro quiere destacar en su vida y en su pontificado.

María es la estrella matutina, que orienta y por tanto da esperanza y es una invitación a tenerla y a invocarla siempre como recomendaba San Bernardo: “Mira la estrella e invoca a María”.

La Bien Aparecida, patrona de Santander, su tierra natal, Santa María, Madre, la patrona entrañable de Ourense donde ejerció un feliz pontificado de cinco años, la Virgen de Covadonga, “la Santina” que ha sido consuelo y esperanza en su pontificado ovetense como patrona entrañable de Asturias, y Nuestra Señora de los Desamparados, que en Valencia hace presente la siempre consoladora ternura de María Virgen y Madre.

Particularmente quiere monseñor Osoro evocar en esta estrella la Diócesis de Ourense, primera iglesia que sirvió como obispo y donde tan intensa es la devoción a la Virgen bajo más de un centenar de advocaciones.

Así mismo, la estrella según los heraldistas “es la imagen de la Grandeza, la Verdad, la Luz, la Majestad y la Paz, simbolizando la Prudencia que es la regla de los virtuosos”.

Como maestro, el obispo debe ser amante de la Verdad e iluminar con su doctrina a sus fieles, siendo siempre prudente en sus determinaciones.

Haciendo pendent con la estrella, se dispone la Cruz de los Ángeles de oro, evocando el pontificado ovetense de don Carlos, cruz que es uno de los símbolos más emblemáticos de la tierra asturiana, precioso tesoro de la Cámara Santa de la Catedral de Oviedo y de la monarquía asturiana, y especial mirada de gratitud durante el año Santo celebrado a instancias suyas en el último año de su episcopado en Asturias.

La Cruz es además el santo y seña de toda evangelización, la gloria única de los cristianos, y por tanto presencia consoladora para con Cristo llevar con esperanza las cruces que el servicio del Evangelio trae casi ineludiblemente al Pastor que no será tratado de modo diferente al Maestro.

El campo de gules, rojo, es símbolo de entrega, es el color cálido del Amor y de la sangre derramada por Cristo para salvarnos y que está dispuesto a derramar el pastor por defender a sus ovejas, es el color del amor, del fuego y de la vida.

El azul que conviene al mar por donde navega la nave, tiene también evidente connotación mariana y es según los tratadistas heráldicos el color de la Virtud, de la Justicia y de la Perseverancia, Vigilancia, Celo y Lealtad, virtudes y cualidades que convienen a un Obispo en el ejercicio de la autoridad y del pastoreo de la grey.

El chevrón de oro con tres roeles de sinople (verde) evoca las armas tradicionales de los Osoro aunque libremente dispuestas, pero sobre esa referencia familiar afectuosa y agradecida, se sobrepone el significado teológico o de devoción: campo de oro, símbolo de eternidad y de pureza, y tres bezantes iguales, el círculo es símbolo de perfección, que señalan claramente a la Santísima Trinidad, el Dios Amor que nos revela Jesús fundamento de la fe cristiana.

En la punta, al ser designado Arzobispo valentino, las armas prelaticias de monseñor Osoro han incorporado en campo de azur el Santo Cáliz, venerado en la Catedral de Valencia y que una seria tradición considera ser la copa utilizada por Jesús en la última Cena.

Es símbolo de gran estima de la Iglesia de Valencia, objeto de devoción y recordatorio de la Eucaristía que es “fuente y cima de toda vida cristiana” y como decía el papa Juan Pablo II: “La Iglesia vive del Cristo Eucarístico, de Él se alimenta, y por Él es iluminada”. El Obispo particularmente en nombre de Cristo preside la Eucaristía y en torno al altar se reúne la Iglesia particular para constituirse como familia de los hijos de Dios que peregrinan por el mundo en busca de la ciudad celeste.

El Santo Cáliz es pues precioso reconocimiento lleno de afecto, a la Iglesia diocesana que el Papa confía a monseñor Osoro y al misterio del Amor de que sacará fuerza para apacentar generosamente a la grey que Cristo le encomienda regir en su nombre.