Aniversario
Manos Unidas cumple 50 años con 60 delegaciones comarcales en la Archidiócesis de Valencia
Por Elena Briz
Manos Unidas celebró su asamblea diocesana anual en el Centro Arrupe, de Valencia, y estuvo especialmente dedicada a todos los voluntarios y colaboradores que la organización tiene en Valencia en sus más de 60 delegaciones. Este año la asamblea tenía un cariz más emotivo, ya que con ella se comenzaban los actos de celebración de los 50 años que la organización cumple en 2009.
Fueron muchos los asistentes al acto entre ellos la vicepresidenta de Manos Unidas, Esther Moro, y la delegada actual de Valencia, Isabel Moleres. La Eucaristía, que comenzó a las 10:30 horas de la mañana y fue celebrada por el Consiliario de Manos Unidas Juan Ramón Lozano, fue el acto con el que se inició la celebración de la asamblea diocesana.
Después de la emotiva Eucaristía, los asistentes se desplazaron al salón de actos para asistir a la conferencia encargada a Juan Souto, responsable del departamento de Documentación de los Servicios Centrales de Manos Unidas en Madrid. Antes de que diera comienzo la conferencia, la Delegada de Valencia, Isabel Moleres, dedicó unas palabras de bienvenida y agradecimiento a los invitados y a todos los voluntarios que estaban presentes en el salón de actos, e indicó que “los ingresos privados son muy superiores a los públicos, lo que nos permite seguir siendo independientes”.
Juan Souto en su intervención quiso remarcar, desde el inicio del discurso, que el objetivo principal de Manos Unidas, en un momento como el actual donde hay muchas personas en crisis, era “dar soluciones de vida, como hace 50 años dieron nuestras fundadoras”. Porque desde su punto de vista, todas las actividades que realiza la organización son “eficaces y perduran en la vida de las personas a las que ayudamos”. Asimismo, en el desarrollo de la conferencia también subrayó que muchas de las situaciones críticas que se dan “están basadas fundamentalmente en el crecimiento ilimitado que se está realizando con unos recursos que son limitados”.
Para el conferenciante “vivimos en un mundo desigual, conflictivo, globalizado y cambiante en crisis” que nos lleva a una “crisis de valores” que sólo “se puede abatir a través de la educación que nos permitirá acabar también con el hambre”.
También mencionó que “para que se puedan realizar los cambios en el Sur también deben producirse esos cambios en el Norte, a través de la educación, y eso es lo que hace Manos Unidas”.
Durante su exposición también hizo referencia a todos los proyectos de ayuda y colaboración que Manos Unidas está realizando en el mundo. Al mismo tiempo, que aludía a que la organización tienen ideología cristiana y “su tarea surge de la misión evangelizadora de la Iglesia”.
El invitado repasó los puntos fundamentales de Manos Unidas, entre los que destacó: “nos inspiramos en el evangelio y en la doctrina social de la Iglesia; desarrollamos el voluntariado; respetamos con la misma delicadeza la libertad y la dignidad de las personas que reciben la ayuda y organizamos la ayuda para que lleguen a ser autosuficientes”.
En la parte final de su intervención, Souto quiso “invitar a cada persona a asumir su propia responsabilidad en la construcción de un mundo mejor”, al mismo tiempo, que mencionaba una cita de Juan Pablo II que decía: “se pide a la iglesia que de una esperanza a los pobres”, con la que recordó a todos los asistentes que “la manera de estar en el mundo de Manos Unidas es ser soluciones de vida para un mundo en crisis”.
50 años de Manos Unidas
Una vez terminada la conferencia se emitió un video que recogía instantáneas de los 50 años de camino de la Organización. El repaso se iniciaba con los primeros carteles y la primera Delegada en Valencia hasta la actual. En él también se pudo observar las distintas sedes que ha tenido la organización y algunos de los viajes que las delegadas han hecho, como el viaje a la India. Todo el video fue comentado por Ángel Marín, primer y único delegado de la sede en Valencia, quién emocionado recordó con palabras de agradecimiento y cariño a las distintas personas que aparecían.
El acto continuó y cada vez con más emoción. Así se dio paso a la celebración con la que se pretendía homenajear a las distintas Delegadas de la sede de Valencia, para que tuviesen un recuerdo de su paso por Manos Unidas.
El primer recuerdo fue para las delegadas fallecidas, Fina Prefaci y Carmina Salorio. Después fueron accediendo una a una las distintas delegadas de Valencias quienes recibieron el premio de manos de la vicepresidenta general de Manos Unidas, Esther Moro. Pura Soriano, Maribel Garcia, Margarita Valcaneras y Liana Navarro no pudieron contener las lágrimas cuando, en un breve discurso, repasaban sus años al frente de la sede en Valencia.
Una de las más emocionadas fue la hija de Carmen Lamothe, que recogió el premio en nombre de su madre, que por cuestiones personales no pudo asistir al acto. Dentro de este homenaje hicieron una excepción, ya que también quisieron homenajear “a una persona que para nosotras es muy importante”, Juan Ramón Lozano, Consiliario de la organización. Este momento fue muy especial porque no se lo esperaba y se vio gratamente sorprendido. Con este acto se puso el punto final a los actos protocolarios y se dio comienzo a la comida que organizaba la ONG, para poder hablar más distendidamente con el gran número de voluntarios y colaboradores que asistieron en una mañana tan especial para los miembros de Manos Unidas Valencia.